¿Guerritas?
El 1 de febrero, Trump impuso aranceles a Canadá, China y México, los
mayores socios comerciales de Estados Unidos. Los consumidores estadounidenses
pagarían un impuesto del 25 por ciento sobre todos los productos procedentes de
Canadá y México, para obligar a ambos países a frenar la migración y el tráfico
de drogas hacia Estados Unidos. Quien haya leído su libro The Art of a Deal, no
se sorprenderá de que ayer mismo, Trump le haya concedido a México una prórroga
para medir resultados en términos del tráfico de fentanilo, en el combate
directo a los cárteles de la droga y evaluar la estrategia para disminuir la
migración de indocumentados a Estados Unidos.
Se estima que de prosperar esa medida suicida, los aranceles generarían a
EU, alrededor de $100 mil millones por año en ingresos fiscales federales
adicionales, pero con costos significativos a la economía al alterar las
cadenas de suministro, aumentar los costos para las empresas, eliminar cientos
de miles de dólares de empleos y haciendo subir los precios de múltiples
productos.
Quien sostenga que la Diplomacia del dólar
ha dejado de tener vigencia y que el Jefe de la Casa Blanca ha guardado ya el
“Gran Garrote”, el “Big Stick”, creación criminal del presidente Teodoro
Roosevelt y archivado las tesis indigeribles del “Destino Manifiesto”, se
equivoca de punta a punta.
¿Por qué no recordar la política de “El Buen Vecino” de
Franklin D. Roosevelt en 1933, en relación a los planes de Estados Unidos con
América Latina? Imposible olvidar cuando declaró en su discurso inaugural
aquello de “Nunca antes el significado de las palabras ‘buen vecino´ha sido tan
patente en las relaciones internacionales.” Dicha estrategia diplomática
caracterizada por la no injerencia en los asuntos domésticos de nuestros
países, por la estimulación de intercambios comerciales y tratados bilaterales
con sus respectivos vecinos,
dio
también por cancelado un pavoroso periodo de intervenciones militares
estadounidenses en el hemisferio sur, a las que no les puedo dar cabida en este
reducido espacio. “La política de ‘El
Buen Vecino´, sostuvo Roosevelt en 1943, “ha tenido tanto tal éxito en el
hemisferio de las Américas que su extensión al mundo entero parece ser el
siguiente paso lógico.”
¿Y la “Alianza para el progreso”, un programa de ayuda
económica política y social de Estados Unidos para América Latina creada por
Kennedy en 1961?” Kennedy había prometido mejorar la vida de los habitantes del
continente, establecer gobiernos democráticos, eliminar el analfabetismo,
configurar controles inflacionarios, distribuir mejor el ingreso y planear en
mejores términos las respectivas economías.
¿Por qué no proponer un “Plan Marshall
Centroamericano”, para construir escuelas, academias y universidades en
aquellos países, invitando a las empresas a invertir sus capitales generando
empleos y riqueza regional? Si el plan Marshall propuesto por los Estados
Unidos al final de la II Guerra Mundial implicó una ayuda para la Europa
devastada por 13 mil millones de dólares, bien valdría la pena inyectar hoy 10
veces más recursos entre todos, en Centroamérica, por medio de tratados
comerciales y culturales, con tal de rehabilitar la zona y evitar migraciones
por hambre y desesperación.
Una guerra de aranceles sería una confrontación devastadora
inconveniente para todas las partes. Cada vez resulta más obvia la
emergencia de 3 enormes bloques comerciales-financieros-industriales en el
mundo, a saber: el asiático, el europeo y el que podría ser el americano,
encabezado por Estados Unidos. En lugar de derogar el
TLC debemos intensificar los vínculos con EU y Canadá consolidando una
estructura hemisférica de beneficio recíproco.
En lugar de un amurallamiento de Estados
Unidos y de volver a aplicar la Diplomacia del dólar y el “Gran Garrote”, el
“Big Stick”, rescatemos la política de “El
Buen Vecino”, la “Alianza para el progreso”, un “Plan Marshal Centroamericano”, y un
bloque comercial americano, opuesto al asiático y al europeo. Jugar a las
guerritas arancelarias nos devastará a todos en mayor o menor medida…
PD: Los cárteles están destruyendo a
la nación, así como el respeto que nos debemos merecer del mundo. El único
responsable inexcusable es el propio gobierno: la 4T ha dañado como nunca,
nadie, a la colosal marca México. ¿Guerritas…? Sin duda perderemos…